10 errores al adiestrar a tu perro que debes evitar es un artículo dedicado a ti, que te inicias en esta apasionante tarea.
Porque, para que tu perro aprenda rápido y con facilidad, debes procurar no cometer fallos. Se debe construir sobre el acierto.
Lo ideal es que seamos nosotros quien provoquemos errores. Procuraremos intencionadamente que nuestro perro se equivoque. Si. Pero, siempre, después de que haya acertado muchas veces. Lo primero de todo es establecer una referencia clara. Sólo si el perro la conoce y sabe encontrarla, fijará la conducta correcta.
Cualquier perro es capaz de aprender a comportarse de forma que sea posible la convivencia. No importa la raza, ni el tamaño, ni la edad. Los problemas en el adiestramiento canino son siempre responsabilidad del adiestrador. Si el perro no nos comprende, no podrá hacer lo que deseamos. Y, frecuentemente, esto sucede porque se cometen fallos como los que se describen a continuación.
10 errores al adiestrar a tu perro que debes evitar
1. FILOSOFÍA EQUIVOCADA
No todo lo que desearíamos conseguir en adiestramiento es siempre posible. Debemos aprovechar nuestras virtudes y aceptar nuestras limitaciones. Y las de nuestro perro.
Cada raza tiene unas particularidades específicas. Y, aun perteneciendo a la misma raza, cada individuo es único. La estrategia de entrenamiento ha de ser diferente y particular con respecto a cada ejemplar. Dependiendo de su carácter y de sus capacidades.
Del mismo modo, hemos de partir de la base de que cada uno de los tres escenarios en los que se desarrolla la vida de nuestro perro (casa, calle y campo de ejercicios de caza) requiere técnicas de adiestramiento diferentes. En cada uno de ellos hemos de emplear unos recursos distintos. Sin tener claro este principio, mezclaremos estímulos y refuerzos y el perro no entenderá nada.
Y, por supuesto, no hemos de olvidar que los perros no hablan. Así que, lo más difícil para ellos es ejecutar el comando. Cuidemos nuestros comandos. Recordemos que el comando pierde importancia si no obtiene respuesta. Se gasta.
En cambio, para el perro es más fácil responder al movimiento o a la correa.
Procuremos fomentar la proactividad del perro, a través de la captura del comportamiento. Hablemos a nuestro perro para elogiarle cuando realiza la acción que deseamos.
Nuestra voz es la base de la comunicación con nuestro perro. Usémosla para informarle que está bien lo que hace. Para capturar su comportamiento. Y, sólo excepcionalmente, para emitir un comando. Así, nuestro perro no la asociará con órdenes y estará siempre gustoso de oírla.
2. CONFUNDIR EL CONCEPTO SOCIABILIDAD
Ser sociable no es ser afectivo con los extraños. Ser sociable implica estar en sociedad sin molestar a nadie. Para ello, el perro no ha de interactuar con el medio.
Un perro sociable es un perro indiferente al entorno. Un animal que se mantiene tranquilo, Que sólo presta atención a su guía.
El problema ocurre cuando el perro adquiere expectativas. Si tiene instinto de defensa, ladrará a quien entre en casa. Cuando, en la calle, se encuentre con otro perro sentirá atracción o repulsión. Igualmente, ante una persona desconocida, deseará olfatearla o defenderse de ella.
Evitaremos que nuestro perro se comporte así acostumbrándole a considerarnos como el estímulo más importante de todos.
En el escenario de casa le dejaremos en su trasportín cuando vengan visitas. Así, ni le incomodarán a él, ni él será incómodo para ellas.
En el escenario de calle, el perro ha de estar pendiente únicamente de su conductor. Así, el perro dada espera de personas, ni de animales… ni de estímulo ambiental alguno. Así, el perro sólo atiende a su guía y, sólo así, éste puede tener en todo momento el control del equipo.
3. NO LEER AL PERRO
Hemos de observar a nuestro perro para interpretar a tiempo real lo que pasa por su cabeza. Cuando estamos guiando al perro, debemos sentir su estado emocional. Su energía y la nuestra han de estar en sintonía. Y somos los responsables de mantener este equilibrio. Para que perro y guía sean un equipo y no dos individuos, es absolutamente necesario este nivel de conexión.
4. NO PRACTICAR LA CAPTURA
Capturar es fotografiar la conducta que deseamos reforzar. Y, la captura, es la base de la comunicación con nuestro perro cuando estamos manipulando sus comportamientos. Es decir, cuando le estamos adiestrando. O cuando le estamos conduciendo.
Capturar no es premiar. Capturar es marcar el instante en que se produce el éxito. Primero, se captura. Luego, se premia.
La captura permite demorar la recompensa.
Hay que tener un buen Timing para capturar. Dicho de otro modo: hay que capturar a tiempo. Con precisión. Porque, un segundo después, ya está ocurriendo otra cosa. Y, si anticipamos o retrasamos el momento de la captura, lo que hacemos es confundir al perro.
5. USAR REFUERZOS EQUIVOCADOS
En adiestramiento, refuerzo equivale a premio. Refuerzo es el estímulo que aparece al final de la conducta y que actúa sobre ella, aumentando la probabilidad de que ésta se produzca en el futuro.
Hay refuerzos sociales (la voz elogiosa o la caricia del guía), ambientales (el confort) y de presa (la comida o la pelota). Aunque concurran simultáneamente refuerzos de los tres tipos en el curso del desarrollo de cualquier conducta, siempre uno de ellos es más importante que los otros dos.
Y… ¿Cuál es el refuerzo ideal?. Muy fácil: El refuerzo ideal es el que desea el perro en cada momento. Si el perro tiene sed y lo que quiere es agua, no reforzaremos bien ofreciéndole comida.
Recuerda que, en los escenarios de casa y de calle, ambos de energía baja, los refuerzos no deben excitar al perro. Debemos emplear el refuerzo social, la voz tranquila, para no aumentar su nivel de energía.
En casa, se trabajará la jerarquía y las normas. Habrá confort y tranquilidad. El reforzador de primer nivel es el social. Sin embargo, se puede usar comida en pequeñas cantidades para iniciar ciertos ejercicios. Por ejemplo, poner una pequeña porción en el trasportín para que el perro entre en él.
En la calle, los reforzadores de primer nivel son la seguridad y el confort. La voz del guía, captura dicha seguridad en la burbuja en la que el perro ha de mantenerse. Una burbuja de paredes infranqueables. Tanto de fuera a adentro (así el perro se sentirá inmune a los estímulos ambientales) como de dentro a afuera (para que el perro no se proyecte contra ningún agente externo). Pero, como en casa, se puede iniciar algún ejercicio con comida en pequeñas dosis. Como en el caminar tranquilo a nuestro lado, por ejemplo.
En el campo de deporte, en cambio, el reforzador de primer orden es la presa. En forma de comida al principio (energía media) y de pelota más adelante (energía alta).
No practicar la captura y emplear refuerzos equivocados son los 2 de los 10 errores mas frecuentes al adiestrar a tu perro. No los cometas.
6. USAR REFUERZOS INSUFICIENTES O EXCESIVOS
En las sesiones en escenario de caza, por ejemplo, hay que mantener la concentración. Si el índice de reforzamiento con comida es bajo, el perro perderá interés y se distraerá. Y puede adquirir la costumbre de distraerse cuando trabaja si repetimos este grave error.
Por contra, cuando ya el perro ha aprendido una conducta, si se refuerza en exceso puede debilitarla. Hay que entrenar al perro para que aprenda a demorar la recompensa, pero sin que caiga en el desánimo.
7. PASEAR ANTES DE ENSEÑAR AL PERRO
Para que el perro no tire de la correa durante el paseo, conviene iniciarlo en un tramo muy corto, repitiendo la ida y la vuelta varias veces. Sin ir a ninguna parte. Así evitamos las querencias y, por tanto, que no tire de la correa.
De este modo, alargando progresivamente el recorrido, le acostumbraremos a ir a nuestro lado con la correa destensada.
8. PEDIR DEMASIADO
Es un grave error pretender avanzar demasiado rápido. Si en cada sesión pedimos muy poco más que en la anterior, iremos avanzando en el adiestramiento. Despacio, pero seguros. En cambio, si pedimos al perro más de lo que está preparado para dar, no lograremos jamás alcanzar meta alguna.
9. DAR CLASES MUY LARGAS. SESIONES MUY SEPARADAS.
Las clases de adiestramiento demasiado largas, aburrirán a nuestro perro y le harán perder el gusto por el trabajo. Es mejor hacer tres sesiones de 5 minutos que una sesión de 15 minutos.
Y tampoco es bueno repetir muchas veces el mismo ejercicio. Cada vez lo hará más lento, con menos vigor y, en definitiva, peor.
Del mismo modo, si las sesiones de adiestramiento están muy separadas en el tiempo, no permitiremos que el perro “aprenda a aprender”.
10. TRABAJAR CON EL PERRO SUELTO
Me preguntan: ¿Cuando podré soltar a mi perro?.
Y mi respuesta es: ¡Nunca!.
Yo quito la correa al cachorro al final de su primera clase. Durante unos segundos. Y la vuelvo a poner. Sin embargo, la sigo manteniendo siempre, aún cuando el perro ya es mayor y está superadiestrado.
Porque SIEMPRE llevo a mi perro sujeto. Atrapado por su atención, por su instinto o por su costumbre.
Me gusta salir al campo a caballo con mi perro. Sin correa. Pero bajo control. Mi perro no va suelto. Se mantiene durante todo el paseo en una burbuja, porque sólo si está en su interior se siente seguro. Le enseñé a estar en ella, previamente, pie a tierra.
La idea es que, si me alejo de mi perro, siente que me llevo su burbuja de seguridad. Y entra en ella porque lo necesita. Sin que yo se lo diga. Aunque, cuando lo hace, capturo su acción con mi voz. Un ¡BIEN! . Cuido mucho de que seamos siempre un equipo.
En resumen:
No cometas ninguno de estos 10 errores al adiestrar a tu perro.
Aprende a leer a tu perro, captura a tiempo, refuerza con lo que él desea, no seas impaciente, no le aburras y…
¡practica y diviértete con tu perro!
Artículo de Arsenio Menchero